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El ‘racismo ambiental’ y su impacto en la comunidad latina

In Univision

 

La administración de Trump ha anulado 41 leyes ambientales, de recursos naturales y de gestión de la tierra.

 

Ataques cardíacos, derrames cerebrales, cáncer de pulmón, nacimientos prematuros, obesidad infantil, autismo y demencia. Estos son sólo algunos de los efectos secundarios que deben tolerar las personas que viven cerca de altos niveles de contaminación. Desafortunadamente, la contaminación afecta a los latinos más que a nadie en el país: 2 de cada 5 de nosotros vivimos a 30 millas de una planta de energía.

El ‘racismo ambiental’ es la aplicación sistemática de normas y regulaciones que obligan a minorías étnicas y raciales, así como a comunidades de bajos ingresos, a vivir en proximidad a condiciones ambientalmente peligrosas. Una de las herramientas más efectivas para combatir esto es la Ley de Política Ambiental Nacional (NEPA), que otorga a las personas una plataforma para expresar sus inquietudes y opiniones con respecto a proyectos de infraestructura que los afectan directamente.

NEPA requiere que los proyectos federales proporcionen información transparente. Lo hace a través de un proceso de revisión que evalúa los efectos secundarios ambientales, de salud, y socioeconómicos que un proyecto dado podría tener en una comunidad. Cuando NEPA es aplicada de manera correcta, todos tienen derecho a ejercer su opinión sobre los problemas que afectan su vida cotidiana.

Sin embargo, durante los últimos años, la administración de Trump ha promovido una agenda de infraestructura que ignora por completo a los trabajadores y su bienestar general. Esta administración ha anulado 41 leyes ambientales, de recursos naturales y de gestión de la tierra, para perseguir su infame muro fronterizo.

Esta administración buscó una y otra vez eludir requisitos de partes importantes del proceso de revisión, permitiendo a las agencias federales ocultar información clave con respecto a cómo dichos proyectos podrían tener un impacto negativo en comunidades y el medio ambiente. Además han limitado el período de comentario público que NEPA resguarda, lo cual puede desempeñar un papel perjudicial en las vidas de minorías raciales y étnicas, al silenciar abiertamente a la opinión pública, lo que en sí representa un atropello a los procesos democráticos.

El muro fronterizo propuesto por Trump dividiría vecindarios, empeoraría la situación de comunidades propensas a sufrir inundaciones peligrosas, destruiría tierras y vida silvestre. La cerca fronteriza existente ya ha desempeñado un papel devastador para muchas comunidades fronterizas. Nogales Arizona, en el lado estadounidense de la cerca de acero, y Nogales Sonora, en México fueron sujetas a la división física por el muro, esto a su vez dividió sus economías, e incluso la cooperación entre estas ciudades se vio limitada abruptamente. En 2008, este mismo segmento de la pared de acero bloqueó el drenaje durante una tormenta, causando inundaciones en ambos lados. La región fronteriza de 2,000 millas, es el hogar de millones de familias que también están preocupadas de perder sus hogares y tierras.

Sin embargo, muchas familias trabajadoras latinas saben lo que está en juego cuando la administración Trump decide eliminar regulaciones. Saben que sus comunidades necesitan ser protegidas de proyectos que ignoran sus mejores intereses, saben que las condiciones de trabajo pueden ser nefastas y saben que un elemento crítico para evitar estos escenarios es abogar por la continuidad y la protección de NEPA. Esta es la razón por la que miembros del Consejo Sindical para el Avance del Trabajador Latinoamericano llevamos esta lucha sin temor y con pasión a los pasillos del Congreso en Washington DC. Durante una semana, nuestras hermanas y hermanos tendrán la oportunidad de hablar con sus representantes y expresar sus inquietudes. Explicarán lo que la eliminación de estas regulaciones hará a sus comunidades, e ilustrarán cómo ellos en su papel de trabajadores, se benefician de NEPA.

acción para decir ‘¡Ya Basta!’ Para estas mujeres y hombres, así como para sus familias y comunidades, ha llegado el momento de luchar por el fin inmediato de las políticas abusivas y negligentes que enferman a nuestros niños, acortan nuestras vidas y nos exponen a condiciones inhumanas de trabajo y de vida. Es hora de detener estos ataques flagrantes que vienen en forma de contaminación, exposición tóxica y contaminación del agua, por nombrar solo algunos. Todos debemos unirnos a la batalla por el acceso justo y democrático a condiciones de vida seguras y limpias. Esto sólo se puede lograr si protegemos y elevamos nuestra voz.

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